martes, 19 de enero de 2010

2010

En los programas televisivos oficializan el triunfo de Sebastián Piñera, el candidato representativo de la extrema derecha chilena. Él y sus partidarios apoyaron y tuvieron una participación activa en la dictadura militar. Piñera, en particular, se enriqueció en este periodo. Digamos que nunca fue un hombre de clase media que a punta de trabajo y esfuerzo hizo fortuna. Digamos que su fortuna es en gran parte heredada. Digamos que su dinero, todos esos millones, se han construido en base a la especulación. Son dineros que no existen pero que Piñera utiliza a modo de supuestos para moverlos en distintos mercados. La especulación, esa misma que practicó el electo presidente, fue la culpable de la reciente crisis económica mundial.


Hoy ha sido un día incómodo. Salí en la mañana a recorrer las calles en bicicleta. Calles del barrio alto. Calles recorridas por autos plateados y brillantes. Enormes 4x4 peleándose un espacio de asfalto. Un tipo en un vehículo grandee intentó pasar por encima de mí. Le grité “para la huevá facho culeado”. El tipo negó con la cabeza. No pude ver su rostro porque llevaba unas gafas oscuras, unas gafas similares a las que usan tantos tipos similares en tantos vehículos similares. Los mismos que celebraron en la Alameda animados por un sujeto que participó en los cumpleaños de Pinochet. Los mismos que no tienen problemas para retar a la cajera del supermercado o ningunear a la persona que los atiende en el Burger King, donde compran hamburguesas para sus hijos. Los mismos que hablan de emprendimiento e innovación, los mismos que se avergüenzan de haber nacido en La Florida o Maipú, los mismos que se compran un set de golf, aunque aún no los aceptan en el club. Los mismos que van sábado y domingo al mall a pasear a sus esposas. Los mismos que no tienen bibliotecas en sus casas. Los mismos que compran inmensos televisores planos, los mismos que hablan de gobierno militar y no de dictadura, los mismos que creen que ese periodo de la historia chilena es pasado y por lo tanto es añejo referirse a él, los mismos que admiran a Piñera porque es millonario y sólo por eso.
Esos, esos tipos similares al chuchadesumadre que el domingo en la mañana casi me atropella, son lo que representa el Chile que imagina Piñera. Estamos llenos de esos. Y, siento, lo estaremos aún más.

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